domingo, 26 de enero de 2014

Regalos

Cuando los compromisos de concierto obligan, no hay más remedio que dedicar la mañana del domingo al estudio. Pero eso no implica que todo el día haya que pasarlo obsesivamente en torno al piano. Veinticuatro horas dan para mucho y es mejor dosificar y ordenar para no caer en el aburrimiento.
Nada mejor que una tarde de primavera en pleno invierno para que el sol alimente los huesos y el espíritu. Acabo de llegar de dar un largo paseo por los caminos que rodean el pueblo, y ya empiezan a verdear los campos. Es milagroso cómo unos cuantos chaparrones logran dar vida a cientos de hectáreas desnudas. En el aire cálido flotaba la densidad de la futura exuberancia.
Al finalizar el camino de la Cruz del Puerto, donde desde lo alto comienza la bajada hacia la Ermita del Valle, me han sorprendido las primeras flores de los almendros. Cuando se habla de los pequeños placeres que todos tenemos al alcance, no siempre hacemos caso y los disfrutamos. Con el cielo salpicado de leves nubes, el blanco destacaba sobre el celeste intenso, mientras un suave pero constante zumbido anunciaba a las abejas incesantes.
La cabeza se despeja y la perspectiva del cercano concierto se vuelve más liviana. Todo se relativiza, mucho más si la conversación tiene como interlocutora a Beatriz, mi bálsamo.
De repente alza el vuelo trabajosamente una perdiz de buen tamaño, a unos escasos cuatro metros de distancia. Diez pasos más adelante, un grupo emprende la carrera por los surcos del arado. Y no perdemos de vista otra que nos precede, unos veinte metros por delante, que prefiere correr a volar.
Mientras, el esfuerzo de nuestras piernas logra revitalizar todo el cuerpo. No hay nada que supere a esta dosis de oxígeno, a buen seguro de una calidad excepcional.

Y aquí os dejo un regalo:

FLOR - del almendro



Flor del almendro temprano:

preliminar inocencia.
Aún no ha hecho el frío cano
discursiva su abstinencia.
Aún la verde diligencia
es ociosidad sutil;
y ya, a pesar del hostil,
en su detrimento, enero,
por su testigo primero
se propone blanco abril.
(Miguel Hernández)


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