miércoles, 16 de mayo de 2012

Tras los pasos de... Lorca

Ayer pasé un día estupendo en Baeza, Jaén. Resulta que se conmemora el centenario de la llegada de Antonio Machado en 1912 como catedrático de francés y aproveché para revisitar los sitios machadianos. Ya los conocía, pues he tocado en varias ocasiones tanto para el ayuntamiento como para el conservatorio, pero nunca me canso. Además llevo a la mejor guía a mi lado, a Beatriz. Es una apasionada fetichista literaria y me lo ha inculcado. Aunque es evidente que no es imprescindible, conocer de primera mano dónde y cómo vivió el poeta ayuda a entender múltiples factores de su personalidad y de su obra. Los paseos por los que pensaba y observaba, la pensión en la que se hospedó, el piso en el que se instaló con su madre, el aula donde impartió clases y los casinos a los que asistía, en uno de los cuales tuvo un casual encuentro con el joven estudiante de la Universidad de Granada, Federico García Lorca.
Ni que decir tiene que he visitado también todos los sitios lorquianos, algo que para nosotros es hasta más importante por su relación con la música. Fue un buen pianista, tanto que sólo las circunstancias hicieron que se decantara por la literatura. Su viejo profesor, Antonio Segura, de quien se decía que era discípulo de Verdi, intentaba convencer al padre de Federico de la conveniencia de continuar sus estudios en París, en 1916. Sólo la muerte del maestro y la férrea negativa de don Federico García Rodríguez le hicieron renunciar a la carrera pianística.
Pero la formación académica recibida era buena y, aunque es verdad que no llegó a ejercer como concertista, cada vez que tenía ocasión se sentaba al piano bien para amenizar una velada bien para ilustrar una conferencia. Han quedado muchos testimonios de su manera de tocar y de improvisar, incluso de su interpretación de la Appassionata de Beethoven en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Pero si ha quedado algo único ha sido su grabación de las Canciones Españolas Antiguas, armonizadas por él mismo.
La versión para voz y piano hace tiempo que la toco y siempre es un éxito pues al público no hay nada que le guste más que reconocer lo que está oyendo. Pero yo fui un poquito más allá y el año pasado me atreví a realizar una transcripción para violonchelo y piano, para así poder tocarlas con mi hija pues creo que no existe otra de la colección completa, aunque sí algunas canciones sueltas. El resultado está siendo estupendo.
El haber visitado su casa natal en Fuente Vaqueros, la no menos importante casa familiar en Valderrubio (donde a la sombra de una parra he compartido chorizo y vino con Pepe 'el amor', persona a cargo de la casa que nos contó muchas verdades acerca de Federico y los suyos), la residencia veraniega en la Huerta de San Vicente, la casa de los Rosales donde lo detuvieron, el barranco de Víznar donde lo fusilaron y la posible fosa común en la que está enterrado (tantas dudas al respecto y tantas trabas) seguramente no me harán tocar mejor, pero es probable que me hagan recrear con una visión más completa lo que el propio Federico pudo sentir.
Respirar el aire que respiró, ver las 'montañas azules', pisar las losas por las que anduvo, admirar sus enseres (originales y recreados) incluidos los pianos en los que tocaba, pasear por los campos que fueron de su familia... No se puede explicar, es mejor vivirlo.
Si queréis conocer un poco más a García Lorca lo tenéis muy fácil con esta colección de Canciones que podemos tocar a piano solo pues casi todo el tiempo está doblando la melodía. Ya se encargó él de seleccionar lo mejor de entre todos los Cancioneros que conocía de memoria, que no eran pocos. No se llega a ser tan grande de cualquier manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario